viernes, 21 de mayo de 2021

"DIVERGENCIA POLÍTICA ¿DIVISIÓN O SEPARACIÓN?

¿De qué hablamos cuando usamos la expresión "Divergencia"?

Es un tópico interesante que quisiera aclarar para evitar confusiones que, si bien no están reveladas a simple vista dentro del término, sí aparecen de forma implícita ante quien se detiene a leer con ojo de águila dicho término. 

¿Es, entonces, la divergencia, dividir? ¿O se refiere a separar? ¿Dividir y separar son sinónimos? ¿Se pueden entender como la misma acción? Me parece que no y me permito explicarlo.

La palabra 'Divergencia' proviene del latín 'divergentis' que significa 'acción de separarse'. Nótese, en una primera instancia, que la etimología no utiliza la palabra 'dividir' en el concepto; solo aparece la palabra 'separar'. 

Separar es hacer que una cosa o una persona deje de estar en contacto con otra o cerca de ella. Podríamos utilizar, en esta ocasión, el término 'alejarse' de algo o de alguien. 

Dividir es partir un todo en varias partes y no precisamente alejarlas. 

La acción de separar, además, puede tener un segundo sentido, contrario al principal. Por ejemplo, en una dinámica de grupo, el que dirige puede decir a todos que se separen y se queden todos separados guardando cierta distancia entre cada uno. Pero también puede ocurrir el caso de que el dirigente pida al grupo completo separarse para unirse en grupos más pequeños. 

Pongamos además sobre la mesa un ejemplo igual de didáctico para explicar la acción de dividir:

Supongamos que una persona posee en sus manos una hoja de papel. De un momento a otro esta persona decide dividir este papel en dos pedazos, luego en otros dos, y así sucesivamente hasta despedazar por completo la hoja. Cabe preguntarnos: ¿Es posible que esta hoja se vuelva a unir para quedar como estaba antes de la división? No es posible.

Pongamos otro ejemplo. Imaginemos que tenemos un vaso de vidrio en nuestras manos el cual sin percatarnos se nos cae y se parte en múltiples pedazos. ¿Es posible unir de nuevo esas partes? No es posible.  

He aquí la principal diferencia entre estas dos palabras: dividir y separar. Lo que se separa se puede volver a unir, lo que se divide (o se parte) no se puede volver a unir. 


Divide y reinarás.

En Venezuela existen hoy dos grandes polos que dirigen nuestra nación; el gobierno oficialista y la oposición venezolana a la que, desde este proyecto, hemos querido llamar "oposición socialista". Estos dos polos se han hecho con el manejo absoluto del poder político venezolano, a tal punto que constantemente vemos y escuchamos en discursos de ambos bandos una confrontación sin tregua en la que no faltan improperios, juicios, insultos, entre otros. 

Muchos de nosotros pertenecimos a uno de los dos bandos; algunos, incluso, pasamos de un bando a otro en algún momento por decepciones, etc. A lo que quiero llegar con todo esto es a que, ninguna de las dos partes hoy ofrece una verdadera solución política a la crisis que vive nuestro amado país. En primera instancia no podemos negar la corrupción que se ha generado a gran escala en Venezuela producto de las malas gestiones de gobierno y las pésimas políticas de Estado en cuanto a seguridad, educación, bienes y servicios, economía, etc. Por otra parte, hace algunos años pareció llegar una luz al final del túnel para Venezuela; el "mesías" que la mayoría de los venezolanos estábamos esperando, apareció de la nada y movió a una masa gigante a las calles para exigir soluciones al gobierno oficialista. El enemigo que el socialismo estaba buscando, llegó. 

Movilizaciones y movilizaciones, abstenciones, nuevas muertes, más persecuciones, más y más promesas y mentiras, más discursos de odio y nada de propuestas claras, legales, y verdaderamente políticas. El "mesías" no ha sido sino otro Judas de Gamala (Galilea) que ofreció al pueblo judío una revuelta política y que terminó en la destrucción de una región entera en el tiempo de Jesucristo. 

Ahora los dos grandes grupos que tanto se odian, pero que con tanto odio generan el fortalecimiento de los mismos, dejando a quienes los siguen más débiles y con más penurias, no han sabido darle al país lo que necesita por una principal razón: El pueblo no los ha elegido. 


Separar en vez de dividir.

Proyecto Libertad llega, finalmente, como el guía de ambos grupos a decirles: "Sepárense de sus grupos y únanse a una propuesta nueva, diferente, mucho más lógica e inteligente... Legal y pacífica." Pero, ¿Qué nos dice que realmente esta nueva propuesta no es igual a la de los dos grandes grupos? Es sencillo. Los datos, los argumentos, las pruebas. Es allí donde reside la principal fuerza y motor de este proyecto; que no busca separar solo por separar, no busca dividir ni generar más odio del que ya sobreabunda, sino que busca separar con el fin de conformar una nueva unidad en la que no sea un mesías quien tome decisiones para su propio beneficio, sino en la que el pueblo , sujeto principal de la política y de la democracia, sea quien decida (de forma inteligente) qué solución es mejor para el país y para erradicar de una vez por todas tanto sufrimiento que nos embarga. 

"Divide y reinarás" es la propuesta de los grandes polos que nos han robado el derecho a decidir y a vivir dignamente.

"Divergencia Política" es la propuesta de quienes, con inteligencia (y sin plata en el bolsillo pero con convicción y buena fe), intentamos hacer que sea posible el renacer de Venezuela. 

¡Únete al llamado! No más odio, no más división. Inteligencia, transparencia y convicción.

Escrito por Jesús Urdaneta el 21 de Mayo de 2021.

sábado, 24 de noviembre de 2018

NO TE PERDONO

     Hace tiempo que tú y yo no nos sentamos a conversar. Pero qué alegría que volvemos a encontrarnos. Hoy tengo para ti una increíble historia, que estoy seguro te dejará con la boca abierta y te dejará una enseñanza maravillosa, así como lo hizo conmigo. El título que he escogido es “No te perdono”, pero si tú quieres cambiarlo, puedes hacerlo con confianza. Comencemos, pues, así:

     La segunda guerra mundial ha quedado en la mente y en el corazón de muchos, por ser de las más atroces de la historia...

     Erick era un hombre estudiado, se había graduado en la carrera de medicina con honores y tenía una familia hermosa, su esposa y su hijo, vivían en Frankfurt. Eran realmente felices. Sin embargo para la época de 1942 los nazis allanaron la casa de Erick y se lo llevaron junto con su esposa y su hijo a un campo de concentración.

     Generalmente los nazis dejaban vivos a los hombres con carreras profesionales para que les sirvieran a Hitler y a sus aliados. Durante varias semanas el honorable doctor Erick pasó penurias junto a su familia en los campos de concentración. Sin comida, sin abrigo para los días nevados, siendo humillados, golpeados y un sinfín de desdichas.

     ¿Qué culpa estaban pagando él y su familia? En realidad él siempre fue un hombre recto, honesto, justo. De pequeño su familia le había enseñado a ser un excelente ciudadano, un maravilloso padre y cariñoso esposo. Y su esposa, aunque no venía de familia adinerada también había crecido con unos valores excepcionales, ¿por qué este castigo tan cruel? Se preguntaba Erick.

     Día y noche oraba junto con su familia de la forma más discreta y silenciosa posible para que alguien lo librara de esa penosa y difícil situación. No fue sino un mes después que los guardias alemanes hicieron llamar a Erick y a su familia para interrogarlos.

     Después de su interrogatorio fueron llevados a la mitad de una carretera custodiados por un soldado alemán. Erick, por un momento llegó a pensar: “Nos dejarán libres pues somos inocentes.” Sin embargo, el soldado alemán, tomando su arma, disparó en la frente al hijo y a la esposa de Erick viéndolos caer a sus pies frente a sus ojos.

     Nada pudo ser peor para Erick en ese momento. Fue tal su asombro, su estado de shock, que se quedó fijamente mirando al soldado alemán, incluso sin parpadear, sin decir nada. Tan profunda fue su mirada que el soldado le preguntó de forma déspota: ¿Por qué me miras así? A lo que Erick respondió:

     –Te perdono; porque si la rabia es capaz de cometer este tipo de acciones, no quiero ser como tú...

     “Por esto, sucede con el reino de los cielos como con un rey que quiso hacer cuentas con sus funcionarios. Estaba comenzando a hacerlas cuando le presentaron a uno que le debía muchos millones. Como aquél funcionario no tenía con qué pagar, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía, para que quedara pagada la deuda. El funcionario se arrodilló delante del rey, y le rogo: “Tenga usted paciencia conmigo y se lo pagaré todo.” Y el rey tuvo compasión de él; así que le perdonó la deuda y lo puso en libertad.
     Pero al salir, aquel funcionario se encontró con un compañero suyo que le debía una pequeña cantidad. Lo agarró del cuello y comenzó a estrangularlo, diciéndole: ¡Págame lo que me debes! El compañero, arrodillándose delante de él, le rogó: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo.” Pero el otro no quiso, sino que lo hizo meter en la cárcel hasta que le pagara la deuda. Esto dolió mucho a los otros funcionarios, que fueron a contarle al rey todo lo sucedido. Entonces el rey lo mandó llamar y le dijo: “¡Malvado!, yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo rogaste. Pues tú también debiste tener compasión de tu compañero, del mismo modo que yo tuve compasión de ti. [...]
     Jesús añadió: –Así  hará también con ustedes mi Padre celestial, si cada uno de ustedes no perdona de corazón a su hermano.” (Mt 18, 23-33, 35)

viernes, 27 de julio de 2018

EL DIARIO DE LILLY

10/07/2000
Un suceso extraño
     Querido diario, hoy me sucedió algo muy extraño, algo inesperado, quizá fue una simple coincidencia, pero por alguna extraña razón no puedo sacarlo de mi mente.

     Estaba yo caminando sin rumbo, como suelo hacer a veces cuando me siento triste o solitaria, y pasé por una iglesia con una arquitectura hermosísima, gigantesca; te juro que al pasar vi a alguien que me llamó, pero estaba muy lejos así que no pude reconocerlo y tuve miedo así que no hice caso y seguí caminando sin rumbo. Al cabo de unos minutos había olvidado lo ocurrido pero al caminar unos 500 metros más y llegar a una pequeña plaza, un joven que parecía indigente se me acercó, yo sentí mucho miedo, creí que me iba a robar o me iba a pedir limosna, pero no fue así, ese chico me dijo: “Eso que estás buscando sin saber se llama Jesús y está más cerca de lo que crees, lo pasaste hace un momento”.

     Yo quedé consternada, peor de asustada, o sea, estas son cosas que no le pasan a nadie, ¿o sí? Creo que me estoy volviendo loca, mi mejor amiga, Kate, siempre me lo dice pero no creí que lo dijera en serio. Yo creo que ese joven se equivocó de persona, o a lo mejor él estaría más loco que yo y por eso era indigente. El gobierno debería encargarse de ese tipo de personas para que una no tenga que pasar esos sustos.

     En fin, creo que debo dejar de caminar sin rumbo por la calle, todo se está volviendo peligroso y no quiero volver a encontrarme con que me sucedan estas cosas. Ya le dije a Kate, me volvió a decir que estaba loca, que no le prestara atención a tonterías como esas.

Lilly, la más hermosa.

11/07/2000
No puedo controlar mis pensamientos
     Anoche casi no pude dormir, simplemente no podía dejar de pensar en esas palabras. ¿A qué Jesús se refería? ¿Sería un hombre cualquiera o sería ese Jesús, el de la cruz, el que supuestamente dio la vida por todos nosotros?

     Fui a casa de Kate y le conté que no podía dejar de pensar en las palabras de ese indigente. Casi recibo una cachetada de ella. Pero después cambiamos el tema, ella sacó una botella que su mamá había guardado y comenzamos a beber y a hablar de ese chico de la Uni. Hicimos un plan para que se acercara y ahora tengo tarea, según Kate debo comprar ropa nueva porque ya parezco una vieja vestida. Quedamos en ir mañana al centro comercial de compras.

     Es increíble cómo el alcohol te hace olvidar todo, estoy mucho mejor ahora querido diario.

Lilly, la perseguidora de universitarios lindos.

13/07/2000
Esto es serio
     Querido diario, volví a ver al chico indigente en el centro comercial, se acercó a nosotras y me dijo: “Él no te exige atuendos nuevos, para Jesús eres perfecta como eres”.

     Kate se asustó más que yo y comenzó a insultarlo hasta que se fue. (Admito que dijo muchas obscenidades). Pero logró su objetivo, el chico salió despavorido. Sin embargo, me hizo recordar lo que casi había olvidado. Y ahora es más fuerte.

     Tengo algo en mente, no se lo he dicho a Kate porque sé que no me dejará porque es algo arriesgado, pero creo que solo así podré sacarme esta piedrita de mis sandalias. Creo que iré a buscar a ese indigente para dejarle claro que no soy yo a quien busca ese tal Jesús, que debe ser otra persona muy parecida a mí. Ojalá Kate no se entere, si no me mata.

     Mañana te cuento más una vez que haya buscado al chico.

Lilly, la loca valiente.

16/07/2000
No se equivocó
     Querido diario, hace varios días que no te escribía, no es que me olvidé de ti, es que estaba pensando cómo decirte las cosas que pasaron estos días.

     Busqué al chico, el indigente de la plaza. Se llama Juan y no es indigente, solo se viste mal. Al verme ese día acercarme hacia él se alegró. Yo iba con cara de amargada y antes de que hablara le dije todo lo que había planeado. Esperaba que se disculpara pero lo que hizo fue reírse.

     Me dijo que no estaba equivocado, que realmente me hablaba a mí y que sí se refería al Jesús de la cruz. Me invitó a un grupo de la iglesia pero yo le dije que estaba muy ocupada, sin embargo me dejó una tarjeta con los días y horas de reuniones del famoso grupo. Se oye aburrido pero a la vez parece interesante. Mañana se reunirán y yo iré, total no tengo nada que hacer. Invité a Kate, a propósito de que le conté todo (Perdóname por no contártelo primero), primero me insultó, pero después aceptó acompañarme, según dijo, para cuidarme.

     Estoy emocionada aunque no sé por qué, tendrás más información mañana.

Lilly.

17/07/2000
¡Qué sorpresa!
     Querido diario, acabo de llegar del encuentro con el grupo de la iglesia, no me vas a creer; encontré a varios amigos de la uni allí. ¿Por qué nunca me invitaron?

     El encuentro estuvo genial, había más de 30 chicos, casi todos de mi edad. Y todo lo que hicimos me encantó. Primero bailamos como locos, hubo un compartir de chucherías y un momento para conocernos. Y en el momento de la oración me sentí tan bien, como si alguien me abrazara. Sin duda quiero volver a repetirlo, aunque tendrá que ser sin Kate, a ella le pareció súper aburrido. Total, ella se lo  pierde.

     Le dije a mamá y se alegró mucho, quedó en llevarme en el auto la próxima vez para asegurarse de que no estoy yendo a otras cosas, qué poca confianza que me tiene, yo que soy la niña mejor portada de todo el mundo.

     Definitivamente estoy loca.

Lilly, ahora más loca.

18/07/2000
¿Qué le pasa a Kate?
     Querido diario, hoy estoy un poco triste porque ayer después de escribirte le dije a Kate que me acompañara al encuentro de mañana en la iglesia y se enojó conmigo. Me dijo que no fuera más a la iglesia porque allí querían controlarme, que si seguía yendo me dejaría de hablar y me colgó. Desde entonces no contesta mis llamadas y no responde mis mensajes, ¿qué le pasa? Es solo un grupo juvenil. En fin, creo que iré a visitarla esta tarde para hablar.

     Entre otras cosas no he parado de hablar de mi primer encuentro con Jesús y ya mamá me está diciendo que voy a volverme monja. ¿Puedes creerlo? Yo monja; ni loca. Mañana iré al siguiente encuentro con mucho ánimo, espero que Kate acepte acompañarme.

Lilly, súper amiga de Jesús.

20/07/2018
No quiero que pase esto
     Querido diario, Kate decidió romper con nuestra amistad, estoy muy triste, no quiero dejar el grupo juvenil, me gusta mucho, pero no quiero perder a mi mejor amiga. Juan prometió ayudarme con eso.

     Ayer, cuando fui al grupo, me presentaron ante el santísimo, siento que no puedo dejar de hablar de Él. No del chico de la uni sino de Jesús, él es mi Dios y me ama tal y como soy y yo siento que lo amo también, se lo dije a mamá, a papá, le escribí en una carta a Kate y también a algunos amigos, los invité y ahora todos me llaman loca, aburrida y monja, pero no me importa, estoy enamorada de Jesucristo y no quiero dejar de hablar de Él, de lo que hizo por mí; me rescató y me dijo que yo soy para Él la niña de sus ojos.

     Decidí hacer unos volantes para repartirlos en la uni. Me siento muy feliz, querido diario, quisiera que fueras una persona para que fueras conmigo y vieras lo bien que es estar con Jesús. Y aunque Kate no está para compartir esta felicidad con ella sé que Dios permitirá que estemos juntas nuevamente.

Lilly, la hija amada de Dios

20/08/2000
Gracias Juan
     Querido diario, perdóname por abandonarte por tanto tiempo, parece que ahora he encontrado un nuevo mejor amigo, o mejor dicho, un nuevo amor, y eso que solo ha pasado un mes.

     He querido volver a escribirte porque mañana voy a un campamento vocacional, parece que mamá tenía razón al decir que me volvería monja. Quiero ser de Jesús, quiero abandonarme en sus brazos, quiero entrar al convento y servirle desde allí. Así que comenzaré mi experiencia vocacional y te mantendré informado, lo prometo.

     Kate me llamó hace una semana, dijo que me extraña y que le hace falta hablar conmigo, le dije que iría a su casa, fui y hablamos muchísimo, lloramos juntas y se alegró cuando le dije que iba a comenzar mi proceso para entrar al convento, además, aceptó venir al grupo. Yo sabía que mi Jesús nos volvería a tener juntas, le doy gracias a Juan el chico indigente que no es indigente, por haberme invitado de la forma en que lo hizo, de verdad es un gran chico y parece que quiere ser sacerdote.

     Te volveré a escribir pronto y verás que tendré buenas noticias, a ti también te ama Jesús.

Lilly, enamorada de Cristo.

     “Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca.” (Lc 6, 43-45)

jueves, 12 de julio de 2018

MI AMIGO RAFA

     Ayer tuve un día pésimo, juro que fue el peor día de mi vida, todo se puso en mi contra y prácticamente todo me salió mal, pero lo que creí que fue el colmo de todo en realidad me dejó una maravillosa enseñanza. Quiero contarte todo mi día, desde que me desperté hasta después que me acosté.

     Comenzaré por decirte que le dije a mi esposa que me despertara a las 5:30 am porque tenía que estar a las 7:00 am en el trabajo para una conferencia muy importante a la que no podía llegar tarde, ni faltar, siquiera.

     Pues resulta que mi esposa se quedó dormida y tampoco escuchó el despertador, y cuando me desperté ya eran las 6:30 am, te podrás imaginar la hora a la que llegué a la conferencia, sobre todo porque, como sabes, las colas acá en Caracas son terribles. Cuando llegué a la conferencia mi jefe me miró con la cara más terrible del mundo. Es que si tuviera pistolas en los ojos ya estuviera yo muerto. Pero fíjate que no cae muy mal el ejemplo de estar muerto, cuando terminó la conferencia, a eso de las nueve, mi jefe se acercó y me dijo, (cito textualmente): “Solo una cosa te pedí Jesús, que llegaras a tiempo, y me fallaste, lo siento, recoge tus cosas y no vuelvas más.”

     Sí, así como escuchaste, me despidieron, hoy me he quedado sin trabajo, ¿y ahora qué hago?, ¿cómo mantendré a mi familia, a mis hijos, a quienes tanto amo? Es difícil, más aún decirle a mi esposa, ella se sintió culpable porque no me despertó a tiempo, pero yo no la culpo, esas cosas pasan, a veces nos quedamos dormidos y no escuchamos el despertador, es algo que le puede pasar a cualquiera y esta vez me pasó a mí.

     Cuando llegué a casa abracé a mi esposa y lloramos juntos, me pidió perdón pero yo le dije que no tenía nada qué perdonarle, yo la amo y no me enojaría con ella por eso. Decidimos mantener la calma y comenzar a buscar juntos un nuevo empleo, quizá un negocio independiente, tenemos algunos ahorros y buenos amigos que nos pueden ayudar.

     En la tarde, después de almorzar, los niños tomaron su siesta y a eso de las tres se despertaron para salir a jugar al jardín y mientras corrían detrás de la pelota Sebastián se tropezó, cayó al suelo y se fracturó el brazo. Tuvimos que salir inmediatamente al hospital y utilizar los ahorros para pagar todo el tratamiento de Sebas, así que lo del negocio propio ha quedado en el olvido por ahora, la familia es lo más importante.

     Llegamos agotadísimos a casa, por ahí como a las nueve de la noche. Decidimos, mi esposa y yo, dormir junto con los niños para estar pendientes de Sebas, él aún seguía algo adolorido pero de tanto llorar se quedó dormido pronto.

     Creerás que eso fue todo mi día pero no, cuando creí que la jornada había terminado pasó algo, a las 12:30 de la madrugada me llamó Rafael, un amigo de la infancia con el que tenía más o menos un año sin hablar. Yo contesté entre dormido y extrañado, pero él me dijo: “Jesús, hermano, perdóname por llamarte a esta hora pero no lo haría si no fuese realmente importante, necesito tu ayuda. Por favor, mi hija está muy enferma y no tengo dinero para los medicamentos, por favor amigo, no tengo a más nadie, por eso recurro a ti, no me dejes morir.”

     ¿Qué? Pero Rafa, yo estoy prácticamente igual que tú, esta tarde Sebas se fracturó el brazo, yo me quedé sin trabajo y tuve que utilizar los ahorros para pagar todo el tratamiento, lo siento amigo pero no tengo como ayudarte, no te diré que no tengo dinero, pero es que el que tengo es para Sebas y para la comida mientras encuentro un nuevo trabajo, lo siento. Y colgué, estaba cansado.

     Pero él insistió, volvió a llamarme, realmente estaba necesitado, cuando volví a contestar estaba llorando fuerte y yo, esta vez, no pude negarme. Él estaba frente a mi casa, así que me levanté de la cama y no solo le di dinero para los medicamentos de su hija, también lo abracé y lo escuché mientras lloraba y me contaba de la enfermedad de su niña, entre otras cosas me dijo que su esposa se fue con otro y no volvió a preguntar por Sofía (su hija).  Al final se fue bastante agradecido, prometió estar en contacto con más frecuencia y también me dijo que hablaría con algunos amigos para lo de mi trabajo, por supuesto, dijo que me pagaría cuando tuviese la oportunidad de hacerlo, yo le dije que no se preocupara, la familia es lo más importante.

     Así que esta mañana me levanté antes que todos y tuve tiempo de caminar por el jardín para pensar un poco y me di cuenta de que en realidad mi día no terminó tan mal, tuve la hermosa oportunidad de ayudar a un amigo con su necesidad, siempre es bueno ayudar a los amigos. A las siete recibí un mensaje de Rafa, me dijo que Sofía estaba mucho mejor, el medicamento le sentó muy bien y que seguía recuperándose, probablemente le darían de alta hoy mismo, así que yo, como buen creyente que soy, lo invité para la misa en la tarde junto a toda mi familia, aceptó con alegría...

También les dijo Jesús: Supongamos que uno de ustedes tiene un amigo, y que a media noche va a su casa y le dice: “Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío acaba de llegar de viaje a mi casa, y no tengo nada que darle.” Sin duda el otro no le contestará desde adentro: “No me molestes; la puerta está cerrada, y mis hijos y yo ya estamos acostados; no puedo levantarme a darte nada.” Les digo que, aunque no se levante a darle algo por ser su amigo, lo hará por su impertinencia, y le dará todo lo que necesita. (Lc 11, 5-8)

miércoles, 4 de julio de 2018

HISTORIAS DEL METRO

     Uno de los retos más grandes al aventurarse en la experiencia del blog es saber qué publicar. 

     En esta ocasión he decidido tomarme la tarea de plasmar en historias cotidianas, cercanas y muy reales, cada una de las parábolas de Jesús. Es importante acotar que ninguna de las historias basadas en las parábolas es real, a lo mejor han sucedido, uno no sabe todo lo que pasa en el mundo, pero en este caso las historias son producto de la imaginación, al igual que los personajes.

     Sin más preámbulo, conozcamos nuestra primera historia llamada Historias del Metro. 

        Ayer estaba en el metro; por una extraña razón que aun no comprendo decidí subirme al metro y simplemente pasar por todas las estaciones, quizá era para abandonar el estrés. Lo cierto es que mientras estaba recorriendo estación por estación un hombre muy bien vestido se sentó a mi lado y comenzó a contarme la historia de su vida y lo que había pasado con su hijo. Esta historia me impactó tanto que se quedó grabada en mi mente y en mi corazón a tal punto que tuve la necesidad de escribirla, por supuesto que cambiaré los nombres de los personajes porque no es conveniente colocar los verdaderos. Este hombre era ya mayor, casi anciano, su nombre era Alberto, será el único nombre real que les diré, y solo porque es digno de recordar. Alberto comenzó su historia así:

—Recuerdo cuando era más joven, era muy ambicioso, todavía lo soy, aunque no lo crea, este abuelo todavía quiere lograr algunas cosas, siento que me quedan todavía muchísimos años de vida.

     Yo tuve un hijo que se parecía mucho a usted, joven. Usaba barba, el cabello largo, todas las chicas estaban muy pendientes de él pues decían que era muy apuesto, pero solo lo buscaban por su físico, así que siempre terminaba en la sala de la casa jugando en su Play Station (le costó pronunciarlo), comiendo chocolates y escuchando música a todo volumen, me encantaba cuando llenaba la casa de ruido.

     Yo me dedicaba a las tareas de oficina, era un trabajo muy relajado, con bastante silencio y tiempo para estar pendiente de todo lo que sucedía en el mundo, muchas veces me preocupaba por tantos problemas, sentía que necesitaba ayudar a la humanidad, usted sabe, cuando uno es ambicioso quiere lograrlo todo. Pero cuando mi hijo cumplió sus 33 años, decidí independizarme y formar mi propia empresa, pensando también en "ayudar a la humanidad", por lo menos a los que me rodeaban. Así que compré un gran terreno, en él no había nada, pero era perfecto para dedicarse a la siembra y el cultivo de cualquier tipo de hortalizas. Era gigantesco. Oh, por cierto, discúlpeme, no le dije que mi hijo se llamaba Josué.

     Como le dije, yo era un hombre de oficina, nunca en mi vida había trabajado en el campo y en el cultivo, así que tuve que buscar personas que me asesoraran, y contraté trabajadores aptos y profesionales en el campo, los mejores. Recuerdo que pensaba que había sido un buen negocio pues a pesar de ser profesionales no cobraban muy caro. (Soltó unas cuantas risas que se apagaron inmediatamente, no entendí por qué hasta que me lo explicó.)

     Pero como siempre dicen por ahí: Lo barato sale caro. Yo confié demasiado en estos trabajadores; tenía mis razones, los primeros meses fueron bastante exitosos, lo recuerdo muy bien, ¡qué tiempos aquellos! Entonces decidí mudarme. Nosotros vivíamos en una bonita casa muy acogedora en los andes, en una hermosa montaña, podrías vivir feliz allí toda tu vida. Pero usted sabe muy bien que uno siempre busca cosas que cree mejores, así que decidimos mudarnos al centro de la ciudad.

     Como todo iba muy bien con la tierra y con mi nueva empresa, decidí dejar encargados por un año a los trabajadores, así que yo me dediqué por completo a mi familia. Pero antes de cumplirse el año quise echar un vistazo para ver cómo estaba todo en el campo así que decidí enviar a unos representantes para que redactaran un informe y me lo presentaran, a lo mejor los trabajadores tendrían alguna queja y no lo habían manifestado, usted debe saber, parece un hombre de negocios. (Me miró de arriba abajo, yo estaba de corbata)

     Resulta que semanas después regresaron los representantes que envié muy disgustados conmigo porque los trabajadores ni siquiera les abrieron las puertas, me dijeron que de tanto insistir los amenazaron. Yo los calmé, les dije que a lo mejor pensaban que eran del gobierno y querían expropiarnos las tierras, son hombres muy prudentes. Pero ellos muy enojados se fueron y me pidieron que no los volviera a mandar a ir.

     Bueno, yo no me compliqué la vida, hablé con algunos amigos y les pedí que fueran, a ellos los conocían los trabajadores porque habíamos compartido en el campo una vez. ¿Qué cree usted, joven? Al volver traían las mismas noticias de los primeros. Ahí comencé a preocuparme y también me enojé, así que comencé a llamar a estos trabajadores para ver qué pasaba, así estuve un mes, hasta que decidí dejar de pagarles para que llegaran a mí, yo tenía la ventaja de que era el administrador. (Se detuvo un momento)

     Perdone joven, ¿no necesita usted bajarse? No sienta pena de decirme cuando tenga que quedarse, mire que este pobre abuelo está obligándolo a escucharle sus tonterías. (Para mí era fascinante la historia, así que le pedí que continuara)

     Como le venía diciendo, un mes dejé de pagarles y nada, así que decidí enviar al propio Josué, a mi hijo; le pedí que les llevara los cheques con sus pagos para que lo dejaran entrar sin problemas. Él, muy obediente como siempre se fue y entonces sucedió lo que nunca me imaginé. (Su rostro cambió totalmente, ahora su mirada se quedaba mirando fijamente un punto del vagón, como si no estuviese allí en ese momento)

     Mi hijo no regresaba, lo llamé y no me contestaba, lo habían asesinado. Ni siquiera tomaron sus cheques, solo lo mataron como si fueran un animal. Es lo más doloroso que me ha pasado en la vida, no pod… (No pudo continuar, miró a otro lado para que yo no le viese el rostro, yo no sabía qué decir, no sabía si estrecharle mi mano, simplemente estaba impactado totalmente. Solo se me ocurrió preguntarle:

—¿Y qué pasó con los trabajadores?)

—Qué cree, por suerte la ley estaba de mi lado y decidieron encarcelarlos, así que decidí desde entonces dedicarme yo mismo a la tierra, fue difícil, me tocó aprender allí sobre la marcha, pero tuve buenos amigos que me apoyaban y me ayudaban, verdaderos amigos que no me defraudaron y hasta ahora no me han defraudado, además, sé que mi hijo desde allá condense encuentra también me ayuda.

     No me malinterprete joven, yo desde pequeño he sido muy cercano a la religión católica, desde niño se me enseñó que hay que perdonar tanto como sea necesario, así que yo fui un día a ver a estos hombres a la cárcel y decidí perdonarlos, fue algo extremadamente difícil, cuando vi al primero solo veía a mi hijo muriendo en sus manos, pero no podía dar la espalda a mi fe. Los perdoné y eso ha sido una luz en mi vida que no se apaga, desde entonces puedo decir que soy feliz nuevamente. Lo que sí les pregunté estando en la cárcel con ellos fue por qué lo habían asesinado, si él solo quería entregarles su paga y ver cómo iba todo. Ninguno me contestó. Actualmente siguen en la cárcel y yo a veces los visito, el perdón se muestra con acciones. (En ese momento me sonrió, miró a los lados, se levantó sin decirme adiós y se fue. Yo estaba pasmado, cómo era posible que los hubiese perdonado, a esos canallas que le quitaron lo más preciado, tomé el cuaderno que siempre llevo conmigo y comencé a escribir la historia que ahora estás leyendo, entonces, mientras seguía recorriendo las estaciones y escribiendo recordé aquella parábola de Jesús:

     "Cierto hombre que era propietario plantó una viña, la rodeó de una cerca y cavó en ella un lagar, edificó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó de allí. Cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió a sus criados a los labradores para percibir sus frutos. Pero los labradores, agarrando a los criados, a uno lo golpearon, a otro lo mataron y a otro lo lapidaron. De nuevo envió a otros criados en mayor número que los primeros, pero hicieron con ellos lo mismo. Por último, les envió a su hijo, diciéndose: A mi hijo lo respetarán. Pero los labradores, al ver al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero. Vamos, matémoslo y nos quedaremos con su heredad. Y, agarrándolo, lo echaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando venga el duelo de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores? Le contestaron: A esos malvados les dará una mala muerte, y arrendará la viña a otros labradores que les entreguen los frutos a su tiempo. Jesús les dijo: ¿Acaso no habéis leído en las Escrituras: ´La piedra que rechazaron los constructores, ésta ha llegado a ser la piedra angular? Es el Señor quien ha hecho esto y es admirable a nuestros ojos?

     Por esto os digo que os será quitado el Reino de Dios y será dado a un pueblo que rinda sus frutos. Y quien caiga sobre esta piedra quedará destrozado, y sobre quien ella caiga, lo aplastará.
(Marcos 12, 1-11)

jueves, 7 de junio de 2018

Las Fiestas "CH"

     Pondré dos caras, la primera es una mujer drogada y otra más en sostén en la calle, en medio de las llamadas fiestas CH, niños que juegan entre los que desgastan sus fuerzas con el alcohol, el polvo y el baile, un baile del todo primitivo, tan primitivo que es casi sin ropa, extasiados de mero placer carnal, como si no importara más nada, como si no hubiese otra necesidad.

     Por otro lado, cerca de allí, a menos de una cuadra, te digo que a unos 50 pasos está el otro mundo, uno que va creciendo a medida que pasan los minutos. A partir de las 09:00 AM comienzan a aparecer luces que ayudamos a encender y a deslumbrar cada vez más. Son los chicos de la catequesis que, uno por uno va entrando en la casa de Dalila. Cada uno con una realidad distinta, con un pensar distinto. Quizá alguno llegó sin desayunar, quizá otro llegó sin haber dormido producto del escándalo de la fiesta CH. Quizá la mayoría está pero no quiere estar, preferirían andar por las calles, o mejor las llamaremos veredas, aunque ajustado a lo que siento deberían llamarse cuevas. Todos ellos, o la mayoría (los hombres) jugando al policía y al ladrón, sólo que no hay policías y podría ocurrir el caso de armas verdaderas con robos verdaderos.

     Pero aquí estamos, hoy he tenido la oportunidad de hacer mi experiencia papel, tinta y letras, debido a que llegamos más temprano de lo común. Aunque me parece que está un poco más tranquilo que el domingo pasado.

     ¿Qué sentirán?, quisiera saberlo. ¿Qué pensarán?, me gustaría poder leer sus mentes para identificar si es alegría lo que sienten al venir, o es desgano. No puedo darme cuenta con solo ver sus rostros. Pero quiero enfocarme en lo positivo de esto. Todos, tanto los de la CH, como los de catequesis buscamos algo. Llámalo como quieras: felicidad, plenitud, el estado supremo de gozo, etc. Pero el cómo lo buscamos nos hace diferentes, nos separa, haciendo que creamos que no buscamos lo mismo.

     Todo esto me llevó a la siguiente pregunta: ¿cómo hago para que todos utilicemos la misma metodología para alcanzar la meta?, ¿cómo hacer que esta metodología le guste a todos? Ayúdame Señor.

     A ti que me has hecho recorrer estos caminos te imploro ayuda. No te recrimino, te agradezco, pero no sé qué hacer, siento que lo que hago es poco, necesito que me enseñes la fórmula para que todos te alcancemos, para que todos te busquemos y que ninguno, por querer llegar más rápido, confunda el camino y se pierda.

     Gracias Jesús, por colmar mi corazón, por elevarme a dimensiones maravillosas, quiero vivir y morir junto a Ti.

Continuará…

Jesús Urdaneta.

domingo, 27 de mayo de 2018

EL BARRIO Y LA CALLE

EL BARRIO Y LA CALLE

     Ven conmigo, -me dijo- quiero que hagas lo que yo hacía cuando estuve con ellos. Quiero que hagas lo que ellos hicieron cuando estuvieron con vida. Quiero que seas diferente, más como yo que como ese artista a quien tanto admiras. Él tiene defectos, muchos... Yo no, yo soy perfecto, así que ven conmigo.

     Sentí un miedo terrible, a pesar de que no iba muy lejos de mi casa y de la gente que conozco, tuve mucho miedo, no tanto por dejarlos, sino por temor a lo que iba a encontrarme. Comencé a seguirle, para ello se necesitaba una preparación, yo inicié esa preparación, y me gustaba, me sentía completo, pero el miedo fue más fuerte y me venció, tuve que decir que no.

     Por un largo tiempo no volvió a llamarme y yo seguí con lo que hacía, seguí admirando a mi cantante favorito, admirando sus canciones, su voz, su estilo de cabello, de vestirse, y empecé a hacer lo que él hacía, escapar del mundo y de sus realidades por medio de la música. Qué bien me iba, lo recuerdo, me encantaba porque muchos me admiraban, tuve mucho tiempo para hacer lo que yo quería, lo que aún quiero hacer. Hubiese podido seguir sin ningún problema, no estaba utilizando mal mis conocimientos, al contrario, estaba ayudando a que otros siguieran mi ejemplo, era el coordinador de la Pastoral Juvenil, estaba cerca de Él, pero volví a escucharle, volví a escuchar su voz:

—¡Ven conmigo! No sigas perdiendo el tiempo, eso te hace sentir bien pero no completo. Él intenta engañarte, te hace creer que estás haciendo lo que es correcto, pero no es así, no es suficiente, ven conmigo, yo te haré sentir completo.

—¿Por qué ahora? -Repliqué-, ¿por qué justo cuando me siento mejor?, ¿cuál es tu plan conmigo?, ¿qué es lo que tengo yo que puedas utilizar para hacer lo que quieres? Yo no tengo lo que necesitas, sólo mírame, mira mis debilidades, mis defectos, ¿no te das cuenta de que me falta la humildad?, ¿no ves que sólo quiero cosechar mi propia fama? No quiero darle fama a alguien más.
     No contestó mi pregunta, sólo seguía diciendo: ven conmigo... Por un momento quise ignorar su insistencia, así que, aunque seguía escuchándole, no le prestaba atención. Pero es que es tan insistente que ya no fueron sólo llamadas, ahora habían señales, ahora no hablaba directamente, ahora usaba a otros cercanos a mí para llamarme, y por un momento pensé: Te aprovechas porque eres Todopoderoso.

     La gota que derramó el vaso fue leer el evangelio de Juan 21, 15-19, especialmente ese último versículo, esa última palabra: ¡Sígueme! Después de eso no pude hacerme de la vista gorda, ya se había vuelto ensordecedora su voz y recomencé mi preparación, esta vez, al final, no dudé en decirle: Sí, está bien, iré contigo, me arriesgaré, aunque no les miento, el miedo seguía presente como una fuerza contraria, más aún el miedo a decirle a los míos. Así que decidí no decirle a nadie, decidí guardarme la decisión para mí sólo, pero he aquí que apareció nuevamente enviando señales mandándome a contarle a todos:

—¿Por qué siempre tienes que llevarme la contraria? ¡Le dije!, ¿no se supone que quieres hacerme felíz?

     Como siempre no contestó. Tiene fama de no contestar, creo que me toca enseñarle que se debe responder, que debe tener buenos modales. Recordé que él es dueño de los modales.

     Comencé por mis amigos, reuní una noche a Alita y a Dive y sin pensarlo les solté la sopa. Una de ellas lo intuyó rápidamente y se adelantó a la noticia dejando atónita a la que tenía a su lado. Hablamos por un largo rato de esto, se entristecieron y en eso volví a preguntarle: ¿No querías hacerme feliz? Al verlas tristes, especialmente a Dive, se me partió el corazón, y eso que apenas estaba hablando con mis amigos. Es que se me pasó decirles algo, esta vez no iba a estar cerca de mis amigos, esta vez el llamado indicaba un lugar distinto, gente nueva, ciudad nueva, lejos de todo lo que amo. Es por esto que mi miedo se hizo mucho más grande. Una pregunta surgió de Dive:

—¿Le dijiste a tu mamá?, -Aún no, afirmé. —Es difícil para mí decirle, sé cómo se pondrá. Estoy esperando el momento correcto para que no sea tan dolorosa la noticia.

—Tienes que decirle pequeño.

—¡Lo sé Dive, sé que tengo que hacerlo, pero espero a que sea el momento exacto y propicio.

     La conversación no sólo sirvió para traer a la mesa este tema sino que sirvió para organizar una cena entre amigos, se unieron Jesús y Wilmer, quedamos en invitar a Nazita y a Juan Carlos también, quisimos invitar a Yuli, a propósito de que todos concordábamos en que estaba alejada de todos y en que la extrañábamos. Al final sólo estuvimos Dive, Wilmer, Ángela, Jesús, Naza, Juan, mi Mamá y yo. Fueron unas hamburguesas excelentes, aún lo recuerdo, ¿cómo no recordarlo? esa fue mi última cena con ellos, con mis mejores amigos, mis hermanos, a los que amo.

     Mis hermanos Jesús y Ángela estaban haciendo planes para irse del país, así que tuvimos que acompañarlos a la notaría, y aquí quiero hablar de la hermosa amistad que hemos cosechado los cuatro, Ángela, Jesús, Diveana y mi persona. Nos conocemos hace largo tiempo, y nuestra hermandad ha crecido tanto que es difícil estar 15 días sin vernos, o por lo menos sin hablarnos, es por eso que los extraño tanto, y si les soy sinceros, una de las cosas que más extraño son los ponquesitos de Ángela... ¡Ohhhhhh por Dios! Es que si tuvieran la preciada oportunidad de probarlos. Son realmente un pedacito de cielo colocado en una pequeña bolsita de papel, son espectaculares. Cuando los pruebas sientes cómo el amor y el cariño que ella les imprime al hacerlos se hace dulce grato en tu paladar, si llegas a probarlos la amarás toda tu vida. También extraño de Dive su odiosidad y cómo me fastidiaba la paciencia (en el buen sentido de la palabra), cuando tenía sueño. Esos momentos eran maravillosos porque sin darnos cuenta, los dos nos volvíamos unos niños, peleando, riéndonos, fastidiándonos el uno al otro, etc. Si nos vieran entenderían lo que les digo. A Jesús lo conozco de menos tiempo, pero su forma de ser es tan increíblemente grata que con sólo conocerlo por unas horas lo quieres como un hermano.

—Gracias, has querido tanto a mis hermanas. Gracias por amarlos y unirlos, y permitirme conocerlos.

     Me respondió diciendo: Para ti tengo mejores cosas, ¿qué esperas que no hablas con tu Mamá y tu Papá?

—¡Pero Señor! Por lo menos toma en cuenta mi alabanza. Sabes que estoy esperando el momento correcto. No me apures.

—¿cuál momento correcto? Hazlo ya. 

—¿Cuánto te amo Señor? Dije sarcásticamente. Al término de mi agradecimiento por unir a Jesús y Ángela como pareja lo primero que hice, estando en la notaría, fue escribirle un mensaje a Mamá: "Tenemos que hablar". Inmediatamente me llamó preguntándome: ¿Qué tienes que decirme? No me digas que te vas.

—¿Acaso le dijiste? Repliqué. ¿Qué creen? No respondió.

     Ese día, en la noche, se dio la ocasión para decirle a quien menos quería: Mamá, ahora sí me voy.

     Silencio, lágrimas, discusiones... "¡ésta es la felicidad que tu Dios quiere para ti!", escuchaba el comentario en mi mente, no sé si fue mi conciencia o la voz del oscuro. Ella dijo: "Te apoyo hijo", pero su corazón, es como si pudiera verlo, como si pudiera sentirlo, sabía que dentro de ella sentía lo contrario, no quería que me fuera. Y díganme ustedes: ¿qué madre quiere que su hijo se vaya de casa y la deje "sola"? Entre tantas lágrimas mutuas, entre discusiones sentía que me unía más a ella, de una forma mística, un tanto extraña, no olvidaré jamás esas semanas previas a mi partida. Me sentí mal, rechazado, sólo, vacío, sentía que me habían abandonado, aunque sé que jamás me sentí tan destrozado como el día en que me despedí de ella, la que me crió, la que me vio crecer y que dejó a veces de comer por darme a mí. La extraño inmensamente, mi corazón se vuelve chico cada vez que la recuerdo.

     El viaje fue rápido, me di cuenta de que el que me llamó estaba contento, conseguimos los pasajes más económicos de lo común, ya no había tanto susto, no estaba sólo, Jonathan estaba conmigo, ya la decisión estaba tomada y la acción realizada. Y allí llegué, parecía como si conociera, en ese momento de nuestra llegada sentí que todo lo que me enseñó mi Madre había aparecido. Quizá se rían pero, si vieron Harry Potter (mi película favorita), recordarán que hay un momento en que, enfrentándose Harry contra Voldemort, aparecían los padres de Harry y le daban fuerzas y ánimo para vencer, si no lo recuerdan les recomiendo que la vean. Pues mi Voldemort, en este caso era esta ciudad, lo sigue siendo aún. Tomamos un taxi a casa, llegamos rápido, las maletas eran bastante pesadas pero fue grato encontrarnos con que nuestros "ahora hermanos" nos estaban esperando en el desayuno. Pasen, nos dijeron, esta será su habitación, Wilfredo no había llegado, por un instante pensé que no vendría, pero llegó, o mejor dicho, lo buscamos días después.

     Me tomaré el atrevimiento de volver a hablar de Voldemort, un ser oscuro, lleno de tristeza, vacío, dolor, que con sólo acercarte te impregnas de su negativismo, de su oscuridad, pero un ser al que, como cristiano, te gustaría ayudar. ¿Por qué digo ésto? Porque viene la última parte de este relato. Esta última parte es difícil, si se me quiebra la voz me disculpan, esta etapa se llama "el barrio y la calle".

     Mi primera visita al barrio, sin mentirles, fue exactamente igual, o quizá peor que la primera vez que entré a la carcel en Mérida: el olor, la basura entre la gente, la gente misma...

—¿A esto le llamas felicidad?, ¿Qué carajos es lo que quieres que haga?. Esta vez respondió: sana mis heridas, limpia mi rostro sufriente. Se preguntarán: ¿Qué sentí?. No lo puedo explicar... Es que fueron tantas cosas... Sólo de una cosa estoy seguro y es que ese primer día de "el barrio y la calle", por primera vez vi cara a cara el rostro demacrado, pisoteado, humillado y sufriente de Dios. Desde entonces, salgo  de casa y al ver al que no debe ser nombrado (Voldemort) y no poder aún hacer nada para ayudar, para iluminar un poco la oscuridad, me frustro, me hago uno con el sufrimiento de mi Jesús amado. Cada indigente, cada mal olor, cada niño descalzo pidiendo comida, óigase y léase bien: pidiendo comida, ni siquiera dinero, pidiendo comida, me lacera como a Jesús, cada hombre, mujer y niño que encuentro hurgando en la basura representa un azote, una espina, un escupitazo que recibo junto al Amado de mi alma.

     Ese 29 de octubre, mientras escribía estas letras, luego de enterarme que mi hermana Diveana, estaba esperando su primer hijo, luego de haber visitado más de cuatro veces el barrio y la calle, luego de experimentar tristeza, soledad, alegría, rabia, desconsuelo, risas, sustos, nervios, necesidad de irme... comienzo a entender, comprender y asumir lo que realmente es la felicidad, esa felicidad es estar con el que me llamó, Jesús, el Amado de mi alma, ahora me doy cuenta de lo que dice Cantares:

"Yo dormía, pero no mi corazón.
Y oí que mi amado llamaba a la puerta:
¡Ábreme, amor mío!
Pero Señor, Ya me he quitado la ropa;
¡tendría que volver a vestirme!
Ya me he lavado los pies;
¡se me volverían a llenar de polvo!
Mi amado metió la mano por el agujero de la puerta.
¡Eso me conmovió profundamente!
Entonces me levanté para abrirle a mi amado.
De mis manos y mis dedos cayeron gotitas de mirra
sobre el pasador de la puerta.
¡Al oírlo hablar sentí que me moría!
Abrí la puerta a mi amado, pero él ya no estaba allí.
Lo busqué y no lo encontré, lo llamé y no me respondió."

     Aún es difícil salir de casa y en la primera esquina encontrarte con esos niños que esperan a que el semáforo esté en rojo para poder pasar por cada auto pidiendo lo que cada quien quiera darles. Más difícil es ver cómo algunos incluso tienen el descaro de enojarse por lo que hacen estos niños, cómo si ellos tienen la culpa. A veces, les juro, me siento culpable yo.

     Hace algunos días me sentí terrible, se lo comenté a uno de mis hermanos. Era domingo y al salir nos invitaron a almorzar en casa de algunos amigos. Antes de salir, en la casa de la señora donde hacemos la pastoral nos dio almuerzo, así que almorcé dos veces. Por favor, entiéndanme, no es fácil para mí compartir esto, después que llegamos de este doble almuerzo, a eso de las seis de la tarde nos dispusimos a cenar y después de la cena a celebrar el cumpleaños de Rafael donde hubo más comida, y yo de todo me deleité. De todo probé, de todo comí. Tanto así fue que en la madrugada tuve que levantarme de emergencia a vomitar. Recordé que meses antes hice un retiro de ayuno donde prometí no abusar de las comidas y pensar un poquito más en aquellos que anhelan un bocado de lo que sea, y les juro, de verdad que me sentí la peor mierda. Perdón por el lenguaje fuerte, pero así me sentí, no hay otra forma de expresarlo. Tuve, por supuesto que confesarlo.

     Esto volvió a suceder, aunque no con la misma intensidad, entonces entendí que el oscuro intenta meterse por donde  menos piensas.

—Ayúdame, te lo suplico. Perdóname, te necesito.

     Su voz se escucho tan dulce: —No te sientas así. Yo sé que tu fe no ha alcanzado la plenitud, pero si sigues haciendo lo que te pido verás cómo mis maravillas se reflejaran en ti. Así que ánimo, sigue adelante y no vuelvas a hacerlo.

     Lloré, no lo había escuchado así en mucho tiempo. Desde entonces me ha sonreído y me ha mirado con tal hermosura que es difícil callar cómo es conmigo.

     Cuando dije: "me hacen falta mis jóvenes de la pastoral", el respondió: "espera un poco, ya verás". Ayer me pidieron ayuda para coordinar una Pastoral Juvenil Misionera acá.

     Cuando fui a celebrar la palabra y se me olvidó la guitarra, dije: "No estaría mal si me consiguieras una en este momento", el no respondió, actuó, me consiguió un cuatro.
Cuando quise hacer algo para ayudar a los niños del semáforo de la trinidad, hizo mi cartera más pesada. Todos los domingos la hace más pesada. Aunque me deja sin dinero para los pasajes, me deja con el corazón lleno de gozo, y eso vale más que transportarme cómodamente en bus.
Cuando le pedí que nos ayudara a arreglar la güagüa de la casa, no esperó mucho tiempo, al otro día comenzó a arreglarla, y aunque no está del todo lista, va en proceso y bastante adelantado. Así es él, es mejor que mi artista favorito.

     Les comenté que soy músico, pues le he pedido que me ayude a que mi música se dé a conocer, que pueda ser escuchado cantándole a él. Aún no he tenido respuesta, pero confío en él, sé que aunque tarde mil años, él hará mis sueños realidad. Pues al fin y al cabo es el Todopoderoso, el dueño de los modales, el artista más famoso de la historia, el que nos hace sufrir, reír, llorar, morir, nacer, el que nos da todo.
Me gustaría contarles todo, hay algo más, pero esto es lo suficientemente íntimo como para no compartirlo con ustedes, es lo suficientemente secreto como para quedármelo entre el que me llama y yo. No es algo malo, pero puede volverse malo si no lo sé sobrellevar. Sólo les pido que oren por mí, para que, en vez de volverse malo, me ayude a crecer. Por ahora confórmense con saber una gran parte de lo ocurrido desde ese agosto hasta este día.

     Hoy, cuando leo lo que escribí, cuando ustedes leen lo que escribí, quisiera que me ayudaran a comprender cómo es que en realidad estoy haciendo lo que él quiere, no lo que yo quiero, y cómo, aún sin hacer lo que quiero me siento realizado, cómo hoy, sin tener nada siento que lo tengo todo.

Jesús Urdaneta.

"DIVERGENCIA POLÍTICA ¿DIVISIÓN O SEPARACIÓN?

¿De qué hablamos cuando usamos la expresión "Divergencia"? Es un tópico interesante que quisiera aclarar para evitar confusiones q...